Voy a comentar una de las propuestas más interesantes y completas que se pueden encontrar de Conan el Cimmerio, el legendario personaje creado por el escritor tejano Robert E. Howard, en la primera mitad del siglo XX.
Se trata de un compendio fabuloso, que hará las delicias de los seguidores del género de espada y brujería.
Los editores de Timun Mas se concentraron en plasmar las historias del bárbaro de acuerdo al orden cronológico en que fueron escritas por el autor.
Aparte de los relatos, cada entrega trae también algunos borradores, sinopsis y capítulos de cuentos desconocidos de Howard.
Conan de Cimmeria Volumen I
En esta edición de lujo, podemos encontrar los primeros relatos de este aventuro, ladrón y mercenario que recorrió la fabulosa tierra hyboria, un mundo plagado de peligros y brujería.
Este número, profusamente ilustrado por Mark Schultz, contiene los siguientes relatos:
Cimmeria
El fénix de la espada
La hija del gigante helado
El dios del cuenco
La torre del elefante
La ciudadela escarlata
La reina de la Costa Negra
El coloso negro
Sombras de hierro a la luz de la luna
Xuthal del crepúsculo
El estanque del negro
Villanos en la casa
El valle de las mujeres perdidas
El diablo de hierro
Debo aclarar que este volumen de lujo incluye las historias de los tomos 1 y 2 de la edición de tapa blanda.
Titulo: Conan de Cimmeria
Autor: Robert E. Howard
Editorial: Grupo Editorial Ceac, S.A., 2004
ISBN: 84-480-3390-6
Páginas: 560
Conan el Cimmerio 3
En este volumen de tapa blanda, encontramos las siguientes historias, esta vez ilustradas por Gary Gianni.
El pueblo del círculo negro
Nacerá una bruja
Titulo: Conan el Cimmerio 3
Autor: Robert E. Howard
Editorial: Scyla Editores, S.A., 2006
ISBN: 84-480-3539-9
Páginas: 220
Conan el Cimmerio 4
En esta entrega, encontramos la única novela escrita acerca de este personaje, una obra creada por Howard con la intención de ganar adeptos en el viejo continente, especialmente en Gran Bretaña. Gary Gianni se encarga de ilustrar esta emocionante historia.
La hora del dragón
Titulo: Conan el Cimmerio 4
Autor: Robert E. Howard
Editorial: Scyla Editores, S.A., 2006
ISBN: 84-480-3540-2
Páginas: 260
Conan el Cimmerio 5
Otra gran entrega con tres historias repletas de emoción y misterio, ilustradas esta vez por Gregory Manchess.
Los sirvientes de Bit-Yakin
El negro desconocido
Los antropófagos de Zamboula
Además de estas historias, se incluyen algunas sinopsis y dos borradores de un relato inconcluso titulado, Lobos de allende la frontera.
Titulo: Conan el Cimmerio 5
Autor: Robert E. Howard
Editorial: Scyla Editores, S.A., 2007
ISBN: 978-84-480-3586-0
Páginas: 253
Conan el Cimmerio 6
En esta entrega encontramos dos de los mejores relatos-según mi opinión- del héroe cimmerio. Gregory Manchess es el encargado de las ilustraciones.
Más allá del río Negro
Clavos rojos
Titulo: Conan el Cimmerio 6
Autor: Robert E. Howard
Editorial: Scyla Editores, S.A., 2007
ISBN: 978-84-480-3587-7
Páginas: 240
viernes, 30 de octubre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
Armas Antiguas- Cimitarras
La voz cimitarra parece venir de la derivación italiana "scimitarra" del shamir persa, y sirve en occidente para referirse a cualquier sable curvo musulmán u oriental. Por ello, dentro del término cimitarra, -que en sí mismo no es un arma concreta-, entrarían las siguientes armas:
Shamir: si es de origen persa.
Kilic: si es de origen otomano.
Saif: si es de origen árabe.
Talwar: si es de origen indio.
Nimcha: si es de origen magrebí.
La cimitarra es un arma refinada, fina y ligera. Es decididamente cortante, con un solo filo y una empuñadura protectora. Su origen lo solemos hallar en Persia, si bien fue utilizada también en la India durante los siglos XIII y XIV. Sin duda, su larga y curvada hoja estaba diseñada para barrer con estocadas a los enemigos, así como para acuchillar profundamente. La particularidad de que sea curva sirve para que al atacar a caballo la hoja no se incruste en el oponente. Al ser curva lo que se logra es que la hoja corte pero siga su trayectoria.
Los árabes prefirieron la cimitarra a la espada recta, y el solo hecho de evocar su nombre nos transporta de inmediato al recuerdo de esas luchas entre templarios y sarracenos, pero también solemos asociarla a fascinantes personajes como Sandokán o Simbad el marino, los cuales, con su asombroso manejo de esta arma, conseguían el respeto de sus adversarios.
Pero otro gran personaje que está indisolublemente unido a esta arma fue Saladino, sultán de Egipto, Siria, Arabia y Mesopotamia, durante la Tercera Cruzada, que tuvo lugar entre 1187 y 1192. Y grandes son las proezas que se narran de él:
“Fueron estos sabios quienes narraron al rey Abdalmalek ben-Merwan que, cuando Ricardo Corazón de León se encontró en las cruzadas con el inmenso Saladino, el rey cristiano creyó necesario ensalzar las virtudes de su espada.
Para demostrar la fuerza de su pesadísimo mandoble, cortó una barra de hierro.
En respuesta, Saladino tomó un cojín de seda y lo partió en dos con su cimitarra sin la sombra de un esfuerzo, al grado de que el cojín pareció abrirse por sí mismo.
Los cruzados no podían creer a sus ojos y sospecharon que se trataba de un truco. Saladino entonces lanzó un velo al aire y con su arma lo desgarró.
Era ésta una lámina curva y delgada que brillaba, no como las espadas de los francos, sino con un color azulado marcado por una miríada de líneas curvas distribuidas al azar.
Los europeos comprobaron entonces que éstas eran, precisamente, las características, ¡oh gran señor!, de todas las láminas usadas en el Islam en tiempos de Saladino."
Las hojas, insistían los sabios alrededor del rey Abdalmalek ben-Merwan, eran excepcionalmente fuertes si se las doblaba; también eran lo suficientemente duras como para conservar el filo; es decir, que podían absorber los golpes en el combate sin romperse. Sus virtudes mecánicas, así como sus preciosas marcas onduladas en la superficie, se debían al material con que estaban hechas: el acero de Damasco..
Así, en tiempos de los cruzados, las espadas de Damasco se convirtieron en legendarias. Durante siglos fueron fascinación y frustración de los herreros de parte de Europa occidental, que trataron en vano de reproducirlas. Nunca creyeron que tanto su fuerza como su belleza provenían del alto contenido en carbono, que en las espadas de Damasco estaba entre 1,5 y 2,0 por ciento. Así, al añadirle carbono al hierro reducido, el resultado era el de un material más duro.
El acero, porque eso es el hierro con carbono, se preparaba en la India, donde se le llamaba pasta. Se vendía en forma de lingotes o de redondeles del tamaño de una medalla grande. Se cree que las mejores hojas se forjaron en Persia a partir de esas pastas, para hacer también escudos o armaduras. Aunque el acero de Damasco se conocía en todo el Islam, también se conocía en la Rusia medieval, donde se le llamaba bulat y en España (que fueron traídos por los moros), donde se hicieron famosas las espadas forjadas en las acerías de Toledo.
Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Cimitarra
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