“Descarada, brutal y sin reparos.
No es que Morgan retuerza los clichés de la fantasía, es que los parte a hachazos.
Y luego les prende fuego”.
Con estas palabras escritas en la
portada, describe el autor Joe Abercrombie la obra de Richard Morgan. En parte
debo admitir que lleva la razón, ya que “Sólo el Acero” se sale de la tópica
manida del héroe impoluto que suele poblar la gran mayoría de historia de
fantasía.
En esta obra nos toparemos con
tres personajes que alguna vez fueron grandes héroes y que ahora, eclipsada
aquella gloria por el tiempo, el destino los reúne de nuevo para enfrentarse a
un mal venido de otro tiempo. La trama del libro está bien hilvanada y los diálogos
son realistas y bien afinados. Sin embargo lo mejor de todo son sus
protagonistas.
Ringil Ojos de Ángel es el portador de un arma
fabricada por una raza desaparecida, que consiguió forjar la leyenda de su dueño
en una legendaria batalla. No obstante Ringil no es lo que parece, se trata de
un homosexual, borracho y adicto a los narcóticos.
El segundo personaje es un
bárbaro llamado Egar el Matadragones, un líder tribal que añora los días de
gloria mientras servía al imperio y que ahora pasa el tiempo desflorando
muchachitas bajo el ojo receloso de sus súbditos, que esperan la oportunidad de
tomar su puesto.
Archeth es una mestiza, la última
representante de una raza desaparecida
que sirve como consejera del emperador. Al igual que Ringil, le atrae su propio
sexo y es adicta a extrañas sustancias narcóticas.
Como dije anteriormente la historia
es genial, aunque el final es un poco apresurado para mi gusto, pero esto es
algo subjetivo. La única pega son las frecuentes escenas sexuales de Ringil,
que a mi parecer sobran y le restan algo de agilidad a la trama, por lo demás
se trata de un libro recomendable con unos personajes muy humanos.
Título: Sólo el Acero
Autor: Richard Morgan
Editorial: 2012 Alamut
ISBN: 978-84-9889-070-9
Páginas: 420