jueves, 30 de diciembre de 2010

Los pilares de la tierra- Ken Follett



Cuando decidí echarle mano a la obra de Ken Follett, lo hice con ciertos reparos. El primero de ellos tenía que ver con la extensión de la obra, un volumen de mil cuatrocientas páginas. El segundo, y no menos importante, era la temática religiosa. Nunca he sido muy amigo de las historias monásticas. No obstante la trama consiguió atraparme a medida que me sumergía en sus innumerables páginas. La descripción de la ruda vida de la Inglaterra medieval, las tramas políticas, la religión y la guerra conforman el telón de fondo en el cual los personajes tratan de salir adelante a pesar de la adversidad y la injusticia. Debo confesar que lo más llamativo de esta obra es la evolución de los personajes durante los cuarenta años en los cuales transcurren los acontecimientos narrados en esta historia.

Titulo: Los pilares de la tierra
Autor: Ken Follett
Editorial: Random House Mondadori.S.A.
ISBN: 978-84-8346-581-3
Páginas: 1402

jueves, 9 de diciembre de 2010

Dioses de la guerra - Tyr



Tyr ( nórdico antiguo: Týr) es el dios de la guerra y batalla en la mitología nórdica, descrito como el hombre de una sola mano. Según la Edda Mayor es hijo del gigante Hymir y de Frilla, en su Edda Menor, Snorri Sturluson lo describe como hijo de Odín y de Frigg. Los nombres correspondientes en idiomas germánicos incluyen Tyz (godo) Ty (noruego antiguo), Ti (sueco antiguo), Tiw, Tiu or Tew (inglés antiguo) y Ziu (antiguo alto alemán).

Orígenes

El nombre Tyr significa "dios" (o Hangatyr, el "dios colgado" como uno de los nombres de Odín) y proviene del protogérmanico Tîwaz, continuando con el proto indo-europeo Dyeus, originalmente el dios principal, y también el precursor de Zeus en la mitología griega, y de Dyaus Pitar en la religión védica. El testimonio más antiguo de la fuente de este dios es el Tyz godo (Viena cod. 140)
En cierto punto, Tîwaz fue sobrepasado en renombre y en autoridad por Odín en las tradiciones germánicas del norte y del oeste. Sin embargo, entre las tribus germánicas del este, él parece haber seguido siendo el dios supremo: los Godos del siglo III eran temidos porque sacrificaban a sus cautivos que tomaban en batalla, en honor de Tyz, su dios de la guerra, y después colgaban los brazos de las víctimas en árboles como símbolos de ofrecimiento. Esta costumbre de sacrificio humano parece haber sido transferida a Odín en Escandinavia, según lo divulgado por Adán de Bremen en el siglo XI (también Odín mismo cuelga de un árbol en el Hávamal como sacrificio hacia sí mismo).
Es posible que la transferencia de la supremacía de Tyr a Odín fuese facilitada por la costumbre germánica de la diarquía (véase rey germánico, Hengest y Horsa, Yngvi y Alf y Erik y Alrik), de modo que los dos los dioses pudieron haber gobernado el panteón germánico primitivo como seres iguales en cierto punto. Un rastro de su relación se puede considerar en el aspecto de Tyr como hijo de Odín en la mitología nórdica, y también en la anglosajona, si Tiw es identificado con Saxnot (Seaxneat), el 'dios de la guerra' e hijo de Woden, que fue venerado como antepasado de los sajones.
Hay evidencia incompleta de un consorte en la Zisa alemana: Tacitus menciona una tribu germánica que adoraba a "Isis", y Jacob Grimm señaló a Cisa/Zisa, la patrona de Augsburg, en esta conexión. El nombre Zisa sería derivado de Ziu etimológicamente, en acuerdo con otras consortes al dios principal en los panteones indoeuropeos, por ejemplo: Zeus y Dione.



Tyr en el Edda

Según el Edda, en cierta etapa los dioses decidieron encadenar al lobo Fenrisulfr (Fenrir), pero la bestia rompía cada cadena que le colocaban. Finalmente hicieron que los enanos les fabricaran una cinta mágica llamada Gleipnir, de materiales tales como las barbas de una mujer y las raíces de una montaña. Pero Fenrir presintió el engaño de los dioses y rechazó permanecer amarrado con esta cinta a menos que uno de ellos pusiera su mano en la boca del lobo, en señal de buena fe. Tyr, conocido por su gran valor, accedió, y los otros dioses amarraron al lobo. Fenrir sintió que lo habían engañado y mordió la mano del dios. Fenrir seguirá siendo encadenado hasta el día de Ragnarok. Durante el Ragnarok, Tyr matará y será muerto por Garm, el perro guardián de Helheim. Tyr era un dios extrañamente zurdo, si se tiene en cuenta que en ese tiempo estaba asociado con la mala fortuna.
Tyr/Tiw era relativamente poco importante comparado con Odín/Woden en los pueblos germánicos del norte y del oeste. Sin embargo, siguen existiendo rastros del dios, en Tuesday -martes en inglés- ("día de Tiw"), nombrado en honor a Tyr en los idiomas germánicos del norte y del oeste (que corresponden en español a Martis dies -martes, día de marte-, dedicado al dios romano de la guerra, Marte) y también en los nombres de algunas plantas, por ejemplo: del Nórdico antiguo las palabras Týsfiola (Viola Martis latino), Týrhialm (Aconitum, una de las plantas más venenosas en Europa cuyo forma de casco sugiere una conexión guerrera) y Týviðr, "Madera de Tý's", en el dialecto Tistbast de Helsingor, sueco moderno Tibast (el Daphne mezereum, un arbusto que florece antes de que aparezcan las hojas en primavera). El bosque sueco Tiveden puede ser también nombrado en honor a Tyr, o reflejando Tyr como palabra genérica para el "dios" (es decir, el bosque de los dioses).



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Tyr

domingo, 21 de noviembre de 2010

Armas Antiguas- El arco



Un arco es un arma impulsora que se usa para disparar flechas sobre un blanco distante. El arco puede estar formado por una única pieza de madera, que puede ser tan larga como
la estatura del usuario, como en el arco largo inglés, o por varias piezas recurvadas que aumentan la potencia del arco, como en el arco compuesto moderno, o arcos tradicionales de hueso o madera, como el turco o el japonés.
El arco funciona tensando la pieza con una cuerda, que puede ser de fibras vegetales o animales en los arcos tradicionales, o sintéticas en los modernos. La potencia de tiro de un arco se puede regular dentro de ciertos límites, ajustando la tensión de la cuerda. El tiro con arco es un deporte olímpico aunque también se siguen practicando especialidades deportivas no olímpicas con armas que son réplicas de las tradicionales. Un arco puede tener un alcance mortal de 40 a 100 m; en el caso del arco largo inglés, hasta 400 m de alcance. Una variante del arco es la ballesta, que fue muy usada por mercenarios genoveses en la Edad Media y parte de la Edad Moderna. En numerosas culturas aborígenes africanas, sudamericanas y norteamericanas, los arcos cumplen tanto la función de arma como la de arco musical desde 15.000 a. C., desconociéndose realmente cuál fue la función original de este instrumento.

Historia

Los arcos hechos completamente de madera se han usado durante miles de años en la caza y la guerra, entre otros, por los nubios, tribus nativas americanas como los cherokee, sudamericanas como los Bari, africanas como los Bassa y las europeas, desde el Epipaleolítico. Como armas de caza son sencillos, fiables y capaces de abatir animales tan grandes como los elefantes africanos. Como arma de guerra, el arco ha contribuido decisivamente en diversas culturas. Los nubios eran famosos por su destreza con los arcos, siendo conocidos por su habilidad de acertar en el ojo del contrincante durante las batallas. En el Japón antiguo, los arcos característicos fueron los fabricados de bambú y de madera, conocidos como Yumi, decisivos en la guerra a caballo entre samuráis.
En la Edad Media europea, los arqueros ingleses eran célebres por su destreza en el uso del arco largo para la guerra, que utilizaron con gran efectividad en la Guerra de los Cien Años (especialmente en batallas como Crecy, Azincourt y Poitiers).
Sin embargo, las armas de fuego dejaron obsoletos a los arcos para la guerra, al no requerir el larguísimo entrenamiento necesario para formar a un arquero y volverse cada vez más precisas y de mayor alcance y penetración.
A pesar de esto, los arcos hechos de madera o los compuestos de fibra de vidrio se siguen usando por arqueros tradicionales y en algunas asociaciones para el deporte y la caza.

Tipos de arcos

Arco huno



El arco huno es asimétrico, compuesto y curvado. Fue inventado en Asia Central y llevado a Europa por primera vez por los hunos.
Su forma asimétrica permitió incrementar el tamaño del arco sin restringir su empleo en la montura del caballo. La parte inferior tuvo que ser más corta para facilitar el movimiento de un lado a otro de la espalda y el cuello del caballo, pero la parte superior no fue tan estrecha y pudo ser más larga. El resultado fue un arco más fuerte y con mayor alcance que el de las tribus germánicas de Europa. Básicamente, los tiradores hunos podían derribar a sus enemigos antes de que ellos pudieran usar sus arcos. La asimetría, sin embargo, condujo a una menor exactitud, aunque esto fuera compensado en cierta medida por el hecho de que el arma fuese un arco compuesto.
El respeto que los godos tenían al arco huno fue transmitido oralmente durante un milenio entre las tribus germánicas y llega hasta nosotros por la saga escandinava Hervarar. El rey Geatish Gizur vitupera a los hunos de esta manera:
Eigi gera Húnar oss felmtraða né hornbogar yðrir.
"No tememos, ni a los hunos, ni a sus arcos curvados".

Arco húngaro

El arco húngaro es una mejora del arco huno: es simétrico, compuesto y curvado. Fue inventado en Asia Central.
Esto mejoraba el arco huno, alargando su parte inferior hasta que ambas mitades fueron de igual tamaño. Esta simetría aumentó tanto su alcance como su precisión. Si el arquero usaba el arco húngaro mientras montaba, necesitaba levantarse sobre la montura, una acción que fue imposible hasta la invención del estribo.

Arco persa-parto



El arco persa-parto es un arco tradicional simétrico recurvado, hecho de cuerno de íbice (o para arcos de baja calidad, de buey) y también de gacela, ciervo, o con tendones de buey, y por lo general mezclado con un tipo de adhesivo. Estos arcos están sometidos a una gran tensión y las palas de este se suponen entrecruzadas. Una vez terminado, el arco es cubierto con corteza, cuero fino o, en algunos casos, piel de tiburón, y se apergamina para aislarlo de la humedad. Tradicionalmente, los tendones de buey son considerados inferiores a los tendones de los gamos, ya que estos tienen un contenido en grasas más alto.
Los arcos persa-partos estuvieron en uso hasta 1820 en Persia (Irán). A partir de entonces fueron substituidos por los mosquetes. La tecnología en la fabricación de arcos se mejoró, pero en lo fundamental se mantuvo igual durante siglos.
Los iraníes que emigraron de Asia central y Europa del sur y se asentaron en el Irán actual, llevaron consigo el tiro con arco a caballo y mejoraron los arcos tradicionales en Oriente Medio. Nómadas arios, como los escitas, los sacios y los sármatas, fueron arqueros consumados. Los partos, en origen una tribu escita, eran arqueros a caballo célebres. Usando arcos persa-partos, los partos infligieron varias derrotas devastadoras a los romanos. La batalla de Carrhae es probablemente la primera victoria decisiva de arqueros a caballo armados con arcos persa-partos sobre la infantería pesada.

Arco mongol



El arco mongol es el modelo que hace referencia al típico arco recurvado asiático, fabricado a base de íbice (de acuerdo con la tradición) de búfalo de agua, tendones, , madera y corteza de birk y bambú. La principal diferencia técnica para distinguir un arco “mongol” de un “húngaro” es la presencia de una cuerda sujeta a un accesorio de cuerno o madera, que mantenía la cuerda un poco más lejos, separada de las palas del arco. Este accesorio, como se ha dicho, ayudaba al arquero con una ventaja mecánica al final de la contracción o daba un "chasquido" suplementario porque aceleraba la cuerda después de su liberación.
La tradición mongola del tiro con arco es atestiguada por una inscripción en piedra que fue encontrada cerca de Nerchinsk, en Siberia: "Mientras el Kan Gengis mantenía una reunión con dignatarios mongoles, después de sus conquistas en Sartaul (este de Turkestán), Esungge (sobrino del Kan) disparó a un blanco a 335 "alds" (536 m).

Arco coreano



El arco coreano es muy poderoso; sus usuarios pueden disparar a una gran distancia. Esto es probablemente porque los coreanos pasaron mucho tiempo perfeccionándose porque carecían de fusiles y otras armas de fuego. Un sukgung puede tirar a 600 metros. El tiro con arco fue practicado con gran dedicación en Corea, y muchos jóvenes deseaban pasar su tiempo de ocio practicando en Silla. En una competición, un hombre disparó una flecha a una distancia de 1073 metros.

Arco largo (longbow)



Es un arco muy largo, por lo general hecho de tejo, que dispara a una gran distancia: un arco que a menudo era construido para ser tan alto como el arquero que lo llevara. Quizás el ejemplo más famoso es el longbow, el arco " inglés" o " galés", confeccionado tradicionalmente de madera de tejo, y utilizado por los ejércitos ingleses con una gran efectividad en la Guerra de los Cien Años. A corta distancia, el arquero podía apuntar directamente a un objetivo concreto, y era casi capaz de penetrar la mejor armadura de placas de la época. Para mayores distancias, los arqueros soltaban hacia el cielo andanadas de proyectiles, mediante una trayectoria parabólica hasta las formaciones enemigas, con lo que el arco largo se asemejaba en algunos aspectos a la artillería ligera de la era moderna. Las flechas del arco largo perdían fuerza penetrante usadas de esta manera, pero todavía abundan las historias de caballeros ensartados a sus caballos por las flechas que atravesaban sus muslos, etc.
Este tipo de arco fue usado hasta la época de la Guerra Civil inglesa, pero fue sustituido en muchos casos por el mosquete de cerrojo, sobre todo debido a los muchos años de complicado entrenamiento que se necesitaban para tirar con el arco largo, aun cuando el arco era capaz de obtener unas altas tasas de disparos —no menos de 5 a 10 flechas en 30 segundos por 1 tiro de mosquete cada 30 segundos. El arco en las manos de un arquero experto era indudablemente mucho más exacto también que los primeros mosquetes y con un alcance mayor. El mosquete, como la ballesta, podía ser empleado con relativamente poco entrenamiento, y tenía las ventajas psicológicas de producir fuego, humo y ruido en abundancia al ser disparado.

Arco plano

El arco plano, frecuentemente llamado flatbow por su nombre inglés, es un arco no reforzado, hecho de madera de fresno, de nogal o de roble. Su nombre se debe al hecho de que sus palas son planas en lugar de curvadas. El arco plano común está hecho de álamo blanco, semejante al fresno, con las palas de unos 5 cm de anchura, afilándose a 1 cm con el punto de unión de la cuerda a la pala. Se fabrica con unos 1,67 m de longitud y se deforma elípticamente, con un buen potencial de tensión. Este es un gran diseño para un arco porque permite que cualquier usuario se haga con un arco a un menor coste, ya que el fresno o el olmo son baratos, mientras que el tejo, por ejemplo, es más caro.

Arco Yumi



El Yumi es el arco Japonés, el arco de los Samurái
Se caracteriza por ser un arco laminado, por su gran longitud (2,15 a 2,45 metros) y por su acentuada asimetría debido a que la parte superior del arco es más larga que la inferior.La sección donde se empuña el arco queda,aproximadamente, en la unión del 1/3 inferior con los 2/3 superiores. Aunque en la actualidad se pueda construir con maderas económicas reforzadas por fibras de carbono o vidrio, lo clásico es que el Yumi sea un arco elaborado con dos laminas de bambú: una cubre la cara posterior del arco y la otra el vientre (Belly en inglés). Entre ambas laminas, va una capa de laminas cuadradas de bambú de 1/4 de pulgada dispuestas en sentido perpendicular y reforzadas por madera dura en los extremos. Un Yumi puede ser un arco costoso, sobre todo cuando se le aplica una laca natural purificada llamada urushi, en varias capas, cubriendo al bambú laminado.

Balista



La balista se asemeja a una ballesta de gran tamaño, pero usa la torsión de un resorte en lugar de la capacidad elástica de las palas. Se usó como arma de asedio y es muy eficaz porque sólo requiere la ayuda de dos hombres para utilizarse, disparando grandes saetas o lanzando piedras.

Ballesta



Es un arco mecánico donde la cuerda es atada a un soporte de madera que la mantiene. Cuando se acciona el disparador, el soporte de madera libera la cuerda del arco, soltando el virote. La ballesta requiere menos fuerza para disparar (pero más para cargarla); además se necesita menos experiencia y puede ser disparada sin muchos conocimientos previos.

Arbalesta



Una arbalesta es una ballesta grande con una gran fuerza y las palas de acero, en lugar de madera o un compuesto óseo. Los husitas eran famosos por sus arqueros dotados de arbalestas.

Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Arco/_(arma)

sábado, 30 de octubre de 2010

Dioses de la guerra - Ares

A lo largo de la tortuosa historia de la raza humana, las diferentes civilizaciones han confiado su destino al capricho de los seres superiores que regían sus vidas. Entre la miríada de deidades que pululaban por doquier, los señores de la guerra se hallaban entre los más poderosos. Aquí comienzo el compendio de algunos de los más notables.

ARES



En la mitología griega, Ares (en griego antiguo Ἄρης Arês o Ἄρεως Areôs, ‘conflicto bélico’) se considera el dios olímpico de la guerra, aunque es más bien la personificación de la fuerza bruta y la violencia, así como del tumulto, confusión y horrores de las batallas, en contraposición a su hermanastra Atenea, que representa la meditación y sabiduría en los asuntos de la guerra y protege a los hombres y sus habitaciones de sus estragos. Los romanos le identificaron con Marte, dios romano de la guerra y la agricultura (al que habían heredado de los etruscos), pero éste gozaba entre ellos de mucha mayor estima.
Se le representa como hijo de Zeus y Hera, aunque existe una tradición posterior según la cual Hera lo concibió al tocar una determinada flor, en lo que parece ser una imitación de la leyenda sobre el nacimiento de Hefesto, y es recogida por Ovidio. También existe una leyenda similar sobre el nacimiento de Eris, diosa de la Discordia. Su lugar de nacimiento y auténtico hogar estaba situado lejos, entre los bárbaros y belicosos tracios, y a él huyó cuando fue descubierto acostándose con Afrodita.
Los helenos siempre desconfiaron de Ares, quizá porque ni siquiera estaba influenciado por el espíritu de pertenecer a un bando, sino que a veces ayudaba a una parte y a veces a la otra, según le dictaban sus inclinaciones. Su mano destructiva se veía incluso tras los estragos provocados por plagas y epidemias. Este carácter salvaje y sanguinario de Ares le hacía ser odiado por otros dioses, incluidos sus propios padres. «Ares» fue también un adjetivo y epíteto en la época clásica: eran comunes los títulos Zeus Areios, Atenea Areia e incluso Afrodita Areia.



Culto

Ares era el dios romano que personificaba a la guerra. El carácter guerrero de las tribus de Tracia llevó a la creencia de que el hogar de Ares estaba en ese país, que era junto con Escitia su principal centro de culto. Ares fue adorado en Escitia con la forma de una espada, a la que no sólo se sacrificaban caballos y otro ganado, sino también hombres. La adoración de Ares en los países al norte de Grecia parece indicar que su culto se introdujo en ellos desde Tracia, y el propio carácter del dios, como es descrito por la mayoría de los antiguos poetas griegos, parece haber sido ideado poco apropiadamente a su representación en obras de arte: en efecto, no se conocen representaciones artísticas de Ares anteriores a la época de Alcámenes, quien parece haber creado el ideal de Ares. Se conservan pocos monumentos griegos con representaciones del dios, apareciendo principalmente en monedas, relieves y joyas.
Aunque importante en la poesía, Ares fue raramente objeto de culto en la antigua Grecia, en comparación con otros dioses, salvo en Esparta, donde era apaciguado la víspera de la batalla, y en el mito fundacional de Tebas, apareciendo en pocos mitos más. En Esparta había una estatua del dios encadenado, para mostrar que el espíritu de la guerra y la victoria nunca abandonaría la ciudad. En esta ciudad se le sacrificaban cachorros de perros negros (en asimilación del sacrificio nocturno ctónico de Enialio) e incluso humanos.
En el mito de los Argonautas se creía que en la Cólquida, el vellocino de oro estaba colgado de un roble en una arboleda consagrada a Ares. Desde allí se creía que los Dioscuros trajeron a Laconia la antigua estatua de Ares que se conservaba en el templo de Ares Thareitas, en el camino de Esparta a Terapna.
La isla cercana a la costa de la Cólquida en la que se creía que moraban los pájaros de Estínfalo, y que se llamaba isla de Ares, Aretias, Aria o Chalceritis, estaba también a él consagrada. El templo a Ares en el ágora de Atenas que Pausanias vio en el siglo II sólo había sido trasladado y rededicado allí durante la época de Augusto: en esencia era un templo romano a Marte. Sin embargo Pausanias señala que allí había una estatua suya realizada por Alcámenes. El Areópago, la ‘colina de Ares’ donde Pablo predicó, está situada a cierta distancia de la Acrópolis, siendo desde tiempos arcaicos un lugar donde se celebraban juicios. Esta relación con Ares, quizá basada en una falsa etimología, puede ser puramente etiológica.
En Olimpia existía un altar dedicado a este dios. También era adorado cerca de Tegea (llamado Ares Afneo), y en la misma ciudad de Tegea. Cerca de Tebas había una fuente consagrada a Ares. Mientras en Gerontra (Laconia) tenía un templo con una arboleda donde se celebraba un festival anual durante el cual no se permitía que las mujeres se acercasen al templo.
También existía el culto de una divinidad egipcia llamada Ares.

Símbolos

Ares tenía una cuadriga tirada por cuatro sementales inmortales con bridas de oro que respiraban fuego. Entre los demás dioses, Ares era reconocido por su armadura de bronce y por la lanza que blandía en batalla. Sus pájaros sagrados eran las lechuzas, los pájaros carpinteros y especialmente los buitres. Según las Argonáuticas los pájaros de Ares (Ornithes Areioi) eran una bandada de pájaros cuyas plumas podían lanzar como dardos y que guardaban el altar que las amazonas dedicaron al dios en una isla del mar Negro. Su animal favorito era el perro.
En el arte griego clásico sus atributos usuales eran un casco crestado y una lanza con la cual derrotaba fácilmente a sus enemigos.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ares

jueves, 30 de septiembre de 2010

La espada de Atila- Michael Curtis Ford



A pesar de no conocer nada acerca del autor y de haber adquirido el libro en un saldo que no podía pasar por alto, la novela me ha dejado un buen sabor de boca. Con una narración fluida y adictiva, Michael Curtis Ford detalla de manera magistral las vidas de Flavio Aecio y Atila, dos personajes fascinantes que protagonizaron una rivalidad legendaria que desembocó en la batalla de los Campos Cataláunicos.
Uno de los aspectos más interesantes de la novela, es la exploración del modo de vida de los hunos desde un punto de vista alejado de la visión demonizada otorgada por la historia.

Titulo: La espada de Atila
Autor: Michael Curtis Ford
Editorial: Random House Mondadori.S.A.
ISBN:978-958-639-399-7
Páginas:410

sábado, 25 de septiembre de 2010

Guerreros de la antiguedad- Los Godos



Los godos eran una de las muchas tribus del otro lado de la frontera oriental a las que los romanos llamaban bárbaras o germánicas.
Probablemente su origen esté en Gotaland, lo que es hoy el sur de Suecia, aunque para algunos autores su origen es báltico, pero no de la península escandinava.

Historia

En el siglo III, tras haber partido desde su lugar de origen al sur de la actual Suecia, los godos avanzaron hacia el Sur, siguiendo el curso del Vístula para luego penetrar por las llanuras danubianas hasta las orillas septentrionales del mar Negro. En su larga migración, después de dejar tras de sí a numerosos pueblos afines (los esciros y los gépidos en el Vístula, los hérulos y los rugios en Pomerania, los burgundios en la cuenca alta del Elba y los vándalos en la desembocadura del mismo río), perdieron su uniformidad étnica debido a riñas y confrontaciones internas entre los clanes de la tribu (las fuentes que describen este hecho son muy escasas), transformados en una nación relativamente poderosa, se dividieron en dos facciones: los ostrogodos al Este (entre el Don y el Dniéper) y visigodos al Oeste (entre el Dniéper y el Tisza).

Contacto con el Imperio romano

Imperio romano prontamente introdujo cierta civilización en las tribus góticas, sobre todo en las orientales (ostrogodos), muchos de cuyos miembros decidieron integrarse en las legiones imperiales como voluntarios.
Sin embargo, la presión hostil en los confines del imperio se hizo cada vez más fuerte por obra de los visigodos, siendo una de sus causas el explosivo aumento poblacional de los bárbaros y el simultáneo ocaso de la capacidad militar del imperio. Hacia el año 247, los visigodos completaron la ocupación y conquista de Dacia, venciendo y asesinando al emperador Decio en la batalla de Attrio. Al mismo tiempo comenzaron con la invasión de los Balcanes hacia Bizancio, por una parte, y la de Italia y Panonia, por otra.
Contra ellos lucharon los emperadores Claudio II (llamado El Gótico) y Lucio Domicio Aureliano, logrando contener sus invasiones y por casi dos siglos retrasaron su empuje hacia Occidente. Más adelante se aliaron con Constantino II y se convirtieron al cristianismo por obra del obispo Ulfílas, que tradujo la Biblia a su lengua.
Las guerras entabladas entre los emperadores romanos y los gobernantes godos a lo largo de casi un siglo devastaron la región de los Balcanes y los territorios del noreste del Mediterráneo. Otras tribus se unieron a los godos y bajo el gran rey Hermanarico establecieron en el siglo IV (350) un reino que se extendía desde el mar Báltico hasta el mar Negro, teniendo como súbditos a eslavos, ugrofíneses e iranios.



Invasiones hunas

Hacia el 370, los hunos arrasaron el vasto reino visigodo del rey Hermanarico y dispersaron a todas las tribus góticas. Así fue como por este hecho su rey se suicidó. A partir de este momento, los visigodos reemprendieron su marcha hacia el Oeste (Europa central) y ya no pudieron ser detenidos: en el año 378 derrotaron y dieron muerte en la Batalla de Adrianópolis, al emperador romano Valente, pudiendo obtener así un tributo por una paz que sería sólo temporal; en el 395 iniciaron una expedición contra la península Itálica al mando de Alarico, llegando a saquear Roma en el 410 y establecerse cinco años más tarde en la provincia romana de Hispania (hoy España y Portugal), fundando a partir de estos hechos, un reino que perduraría por los siguientes 300 años y que termina desapareciendo por la invasión y ocupación árabe en el año 711.

Campaña bizantina contra los ostrogodos

A la muerte de Teodorico, el control de la política ostrogoda cayó en manos de su hija Amalasunta, la cual ejerció el poder en nombre del rey niño Atalarico, hasta que este falleció en 534. La regencia se caracterizó por un viraje político hacia Oriente, generando una fuerte oposición interna. La pronta desaparición de su hijo forzó a la regente a la búsqueda de un monarca formal tras el que seguir moviendo los hilos del gobierno. El elegido fue Teodato, con el que contrajo matrimonio a fines de 534. Este se alejó pronto del palacio de Rávena y ordenó la eliminación de su mujer en abril de 535, posiblemente instigado por Teodora que buscaba un casus belli para la intervención de Justiniano I.
Ese mismo año Justiniano daría dos golpes de mano que le permitieron tomar Sicilia al mando de Belisario y Dalmacia por Ilírico Mundo. Teodato recurrió a una embajada papal, pero se envió una embajada Imperial paralela al propio monarca ostrogodo para establecer un acuerdo secreto de cesión de Italia al imperio. Los diversos contratiempos que atravesaba el Imperio en ese momento, como la revuelta de África y la recuperación de territorios por germanos en Dalmacia, indujeron a Teodato a romper el compromiso y a hacer frente a los ejércitos de Justiniano.
Justiniano reorganizó la jerarquía militar para poder poner al frente de las campañas italianas a Belisario, ya que Mundo había fallecido en la ofensiva de Dalmacia. En su lugar se puso a Constantiniano, que recuperó la ofensiva en Dalmacia, reocupando Salona y expulsando a los ostrogodos de la región. Belisario ocupó Nápoles y finalmente Roma a comienzos de diciembre. Teodato, antes de la caída de Roma, fue depuesto por Vitiges, comandante de su guardia personal que demostró tener gran capacidad para las artes guerreras y puso sitio a Roma.
El precio de la conquista del reino ostrogodo quizá podría considerarse excesivo. Se provocaron continuas campañas de desgaste, siendo víctima principal la población itálica, que sufrió la destrucción de su tejido social, productivo, político y fue azotada por la peste. Los veinte años de lucha aceleraron dramáticamente la transición al mundo medieval. Roma perdió su entidad urbana y dejó de ser la ciudad por antonomasia del mundo Mediterráneo.
La Pragmática Sanción de 554, mediante la cual Italia era reintegrada al Imperio romano, ratificaba la situación de facto al otorgar a los obispos el control de diversos aspectos de la vida civil (como la actividad de los jueces civiles) y la administración de las ciudades, poniéndolos a cargo del aprovisionamiento, la anona y los trabajos públicos, al tiempo que quedaban exentos de la autoridad de los funcionarios imperiales.
Con el hundimiento de los reinos, los godos desaparecieron de la historia, habiendo asimilado rápida y totalmente a la civilización romana. La rama que más tiempo perduró fue la de los godos de Crimea, los cuales perdieron su independencia en el año 1475 frente a los turcos, en tanto su lengua, aún viva en parte del siglo XVI, no parece haberse extinguido hasta el siglo XVIII.



Campaña bizantina contra los visigodos

A finales de 552 Justiniano podía considerar la campaña itálica como finalizada, accediendo ese mismo año a la petición de ayuda formulada en el 551 por el rebelde visigodo Atanagildo a cambio de una franja costera desde Valencia a Cádiz. La colaboración oriental fue decisiva para decantar la guerra civil en el reino peninsular hispano a favor de aquel candidato frente a Agila. Pero la compensación territorial nunca fue plataforma para la conquista de la antigua Hispania. De hecho, las zonas concedidas en 552 comenzaron a menguar en las décadas siguientes, especialmente durante el reino de Leovigildo, hasta su evaporación en el 624.



Sociedad y economía visigoda

Cuando tuvieron los primeros contactos con el Imperio romano, los godos se dieron al pillaje dentro de sus tierras. Cuando se instalaron en Dacia, se dedicaron a la extracción de recursos minerales que luego comercializaban con los romanos.
Con el establecimiento en la provincia romana de Dacia, se produce un profundo cambio en la estructura económica y social de los godos. En un principio se trataba de un pueblo seminómada en donde todos los hombres eran libres y tenían los mismos derechos ante sus caudillos, siendo todos guerreros en potencia, para luego pasar a ser una sociedad dedicada a la actividad agrícola y en menor escala ganadera, formando en ella castas especializadas. Nace así una fuerza de campesinos libres que no deben guerrear y otra casta que estaba conformada por guerreros profesionales que se entregaban de lleno a la preparación militar.
Surge también una aristocracia que se dedica a acumular grandes riquezas obtenidas mayoritariamente del comercio con el Imperio romano. Este cambio social y económico de convertirse en una nación agrícola, conlleva a que las aspiraciones militares de los godos sean la conquista de tierras fértiles donde poder asentarse y desarrollar la actividad mayoritaria. En todo el territorio conquistado se produce este poderoso fenómeno, pero se muestra una acentuación en comarcas visigodas, pues limitaban con el Imperio, por un lado, y con los ostrogodos, por el otro, mientras que estos últimos poseían la retaguardia desprotegida ante invasiones hunas y de otros grupos bárbaros.
Cabe destacar que los godos absorbieron con facilidad innovaciones tecnológicas, como el estribo, el arco, la equitación y nuevas tácticas militares basadas principalmente en la caballería armada con arco y flecha. Con estos avances y la riqueza obtenida del comercio con los romanos, los godos se convierten prontamente en una gran potencia que se encuentra por encima de otros pueblos germánicos. Esto hace que se transformen en un problema para el Imperio romano.
Este desarrollo económico (y también el desarrollo militar) produjo preocupación dentro de los límites imperiales, por lo que Aureliano se decidió a proclamar el Deus et dominus natus, reconociendo así a la nación goda asentada en Dacia, en el año 270. De esta forma, los romanos reconocían a los godos como una nación amiga y vecina, a pesar de que las incursiones al otro lado del Danubio proseguían sin importar lo que se estipulara en los tratados. Con el Deus et dominus natus se intentó pacificar a los godos, haciéndoles creer que eran gratos y necesarios para el Imperio; como bien se sabe, los romanos siempre fueron buenos diplomáticos.



Lengua

El idioma gótico es una lengua germánica extinta, que, con la lengua de los burgundios, vándalos, hérulos y rugenos, constituía el grupo germánico oriental. A diferencia de las últimas, de las cuales sólo se conocen algunos nombres propios y algunos sustantivos, el gótico es conocido por fragmentos que se conservan de la traducción de la Biblia, efectuada por Ulfilas, que convirtió y evangelizó a los godos. Estos, asentados al principio al Norte del Danubio, fueron conducidos por el mencionado obispo en el año 348 al otro lado del río, cerca de Nicópolis, para que pudiesen escapar de las persecuciones anticristianas decretadas por Atanarico.
La obra de Ulfilas fue de gran importancia. No sólo era gran conocedor de su propia lengua, sino también del latín y griego. Se vio en la necesidad de trasladar los conceptos, los hechos culturales y los objetos de la civilización grecorromana a una lengua alejada de todo ello, debido a las características culturales del pueblo que la hablaba y carente también, si se exceptúan las inscripciones rúnicas germánicas, de cualquier tradición literaria. Por lo tanto, Ulfilas tuvo que crear primeramente un alfabeto proveniente del griego, pero con rasgos latinos y rúnicos, y solucionar a continuación los complicados problemas relacionados con la semántica. Aun con la limitación de tratarse de una lengua de una sola persona y resultado de una traducción, es la primera lengua germánica documentada. Además la lengua gótica posee ciertos trazos de conservación -ausente o en vías de desaparición en otras lenguas germánicas- que colocan a este idioma histórico bastante cerca de aquella abstracción científica que constituye el germánico común.

Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Godos

martes, 14 de septiembre de 2010

Hambre de venganza- Ragnarok No. 9

Me place anunciar que una nueva historia de este servidor ha visto la luz en el e-zine de la Asociación Española de Espada y Brujeria.
Se trata de Hambre de venganza, un relato de fantasía heroica cargado de bastante acción.
Como siempre, podrán leerlo en el apartado de Relatos en la red o en la página oficial:
www.aurorabitzine.com
Espero que lo disfruten, amigos mios.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Guerreros de la antiguedad- Catafractos



El catafracto (del griego κατάφρακτος, kataphraktós, palabra compuesta que quiere decir 'totalmente' —κατά— 'cubierto, cerrado, protegido' —φρακτός—; en latín: cataphractus) era una unidad de caballería pesada en la que tanto el jinete como el caballo portaban armadura. Si bien es cierto que su poder de choque era más que significativo y su invulnerabilidad casi total, adolecía de defectos notorios: tanto el jinete como el caballo se cansaban pronto, se movían más lentamente que otras caballerías y eran poco aptos para una lucha prolongada en el desierto.
Poseían una capacidad de maniobra mucho mayor que la de las indisciplinadas caballerías pesadas occidentales, que sólo tenían dos movimientos: la carga frontal y la de tomada (esto es, repasando la línea enemiga). Los catafractos, que cargaban en formación más ordenada, podían efectuar ataques envolventes, por el flanco, cargas frontales e incluso hostigamiento, ya que en ciertos periodos se les dotó de armas ligeras ( arcos y dardos).
Pueblos, estados o grupos tribales que utilizaron catafractos a lo largo de su historia, de mayor a menor importancia en su uso, fueron: Imperio persa, Imperio parto, sármatas, armenios, Imperio seléucida, Pérgamo, Imperio sasánida, Imperio romano, Imperio bizantino.
Tras su uso regular por parte de los persas, los catafractos fueron adoptados (ya en la etapa bajoimperial) como tropas de élite romanas, siendo el germen de la caballería pesada en Europa Occidental y dando lugar, en el Imperio bizantino, a una continuación del mismo modelo, pero con estribos añadidos, lo que convirtió a los catafractos bizantinos en una fuerza de choque casi irresistible. Con el general Belisario, constituyeron uno de los factores determinantes para la reconquista, por parte de Justiniano I , de gran parte del Imperio Occidental.
Gracias a las obras de arte que nos quedan del periodo bizantino sabemos que los últimos catafractos llevaban una armadura con escamas en el torso, cota de malla cubriendo completamente la cara, bandas de metal o cuero duro en los antebrazos, un escudo pequeño y un casco. Los caballos estaban también protegidos habitualmente por una cota de escamas. Las armas ofensivas consistían en una lanza y una espada. A pesar de la protección que les proporcionaba esta armadura, es fácil imaginar que un grupo de infantería cerrado podía absorber con facilidad la carga por la dificultad para el movimiento que provocaba su peso. Sin embargo, su fuerza no estaba solamente en el impacto de la carga: dadas sus protecciones pesadas, eran prácticamente la única caballería de la historia que podía mantener combate cerrado con la infantería durante un tiempo prolongado.
Durante siglos fueron en Europa Oriental lo que habían sido antes los legionarios romanos: soldados profesionales y fiables, reclutados en su mayoría de Asia Menor. Tras la derrota en la batalla de Manzikert en el año 1071, a manos de la rápida caballería ligera de turcos selyúcidas, prácticamente desaparecieron de la historia.



Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Catafracto

jueves, 2 de septiembre de 2010

La traición de Roma -Santiago Posteguillo



Después de terminar el último volumen de la saga de Santiago Posteguillo acerca de Publio Cornelio Escipión, debo decir que ha sido una de las mejores historias que he leído últimamente acerca del siempre apasionante mundo romano. La trama por si misma es adictiva y nos arrastra hasta las enconadas luchas de poder entre la facciones del senado por hacerse con el control de la república. Nos transporta también a los sangrientos campos de batalla donde se dirimió la suerte del mundo antiguo, en medio de capítulos cortos y apasionantes que mantienen al lector pegado al relato.
Una obra muy recomendable para los amantes de la historia.

Titulo: La traición de Roma
Autor: Santiago Posteguillo
Editorial:Ediciones B, S.A.
ISBN:978-84-666-4082-4
Páginas:870

lunes, 16 de agosto de 2010

E-books gratuitos



Navegando por Sedice.com, me topé con un vínculo que me encantó y debía compartir con los amantes de la literatura que frecuentan mi bitácora. Se trata de una página en la que se pueden encontrar e-books gratuitos y legales. Yo mismo he bajado ya los pdf de varios libros , entre ellos Magallanes de Stefan Zweig, y La llamada de Cthulhu de Lovecraft.
Aquí les dejo el nombre de la página para que le echen una buena ojeada

http://www.feedbooks.com/

viernes, 30 de julio de 2010

lunes, 26 de julio de 2010

Armas de Asedio



Las armas de asedio eran armas que se usaban en la antigüedad para destruir o superar fortalezas, murallas, castillos y fuertes de manera eficaz durante un asedio.
La maquinaria de asedio permitía ahorrar tiempo y aumentar las posibilidades de éxito en la conquista de la ciudad. Estaba diseñada principalmente para ir sorteando los obstáculos que una fortaleza podía suponer para el ejército atacante.

Armas de asedio antiguas

De entre la distinta gama de armas de asedio, la primera en aparecer en Europa fue el ariete, seguida de la catapulta, ya en la antigua Grecia. Los espartanos utilizaron arietes en el asedio de Platea en 429 a.C.; pero al parecer los griegos limitaron el uso de armas de asedio a la utilización de escaleras para el asalto de la ciudad (probablemente gran parte de la maquinaria, mēchanai, citada por Tucídides se debe incluir en esta categoría), aunque las fuerzas del Peloponeso utilizaron algo parecido a lanzallamas. Recientemente se ha llegado a proponer que el Caballo de Troya no fuese, como se cuenta, un escondite para los atacantes, sino un ariete bastante grande con forma de caballo.
La primera civilización mediterránea en utilizar maquinaria de asedio fue la cartaginesa, que utilizó torres de asedio y arietes contra las colonias griegas de la isla de Sicilia. Estas armas a su vez influenciaron al entonces gobernante de Siracusa, Dionisio I, que desarrolló una serie de máquinas de asedio.
Los siguientes gobernantes mediterráneos famosos por hacer uso de armas de asedio a gran escala fueron Filipo II de Macedonia y Alejandro Magno. Sus grandes máquinas llevaron a una evolución que terminó desarrollando impresionante maquinaria, como el Helepolis ("tomador de ciudades") de Demetrio Poliorcetes, construido en el 304 a. C: una torre de 9 plantas, recubierta con hierro, de 40 metros de altura y 21 metros de ancho que pesaba 180 toneladas. Las armas más utilizadas eran los arietes o tortugas, que se movían impulsados de distintas e ingeniosas formas de forma que permitiesen al atacante llegar a las murallas de la ciudad con un cierto grado de seguridad.
Para los asedios en zonas marítimas también se utilizaban máquinas sambykē o sambuca. Se trataba de escaleras gigantes que servían para transportar tropas dentro de las murallas o de ciudades costeras. Normalmente iban montadas en dos o más barcos atados, y algunas tenían escudos en la parte superior para proteger a los escaladores de las flechas. También se utilizaban máquinas con forma de bisagra para atrapar equipamiento enemigo o incluso a soldados del ejército contrario mediante añadidos que probablemente son antecesores del corvus romano, o para dejar caer sobre el enemigo pesos pesados.
Los romanos preferían el asalto a las murallas de la ciudad mediante la construcción de rampas de tierra (agger) o simplemente escalando las paredes, como en el asedio a la ciudad samnita de Silvium en el año 306 a.C. Los soldados que trabajaban en las rampas se protegían con escudos denominados vinea, que se colocaban formando un largo corredor. Se usaban escudos de mimbre (plutei) para proteger la entrada frontal al corredor durante su construcción. A veces los romanos utilizaban otra máquina que se parecía a la tortuga griega, llamada musculus ("Pequeño ratón"), para rellenar los fosos, y también se utilizaron arietes a gran escala. Las torres de asedio fueron utilizadas por primera vez por las legiones romanas alrededor del 200 a. C. También emplearon escalas (o escaleras) en los asedios de Cartago Nova y de Orongis. Tito Livio destaca (Historia de Roma desde su fundación XXVIII, 3), sobre este último su inestabilidad y los medios empleados para hacerlas caer, mostrando los oronginos un elevado conocimiento y arsenal para oponerse a ellas.
El primer caso documentado de artillería de asedio antigua fue el gastraphetes, un tipo de lanzador de flechas que se montaban en estructuras de madera. El incremento del tamaño de las máquinas posteriores obligó a introducir medidas para la carga de los proyectiles, que se habían ido mejorando hasta incluir el lanzamiento de rocas. Luego aparecieron sistemas de torsión, basados en la aplicación de tensión a tendones. El onagro fue la gran invención romana en ese campo.



Armas de asedio medieval

Los diseños medievales incluyen la catapulta, la ballista, el trabuquete y el ariete. Estas máquinas utilizaban energía mecánica para lanzar grandes proyectiles para destruir las murallas.
Una confrontación militar típica en el medioevo era cuando un ejército sitiaba el castillo del oponente. Si éste estaba bien defendido, las opciones se limitaban a establecer un asedio a distancia con la finalidad de rendir la fortaleza por hambre, o a utilizar máquinas de asedio para destruir las defensas fortificadas.
Había otras tácticas, como prender fuegos alrededor de las murallas para intentar descomponer el cemento que sujetaba a las piedras unas con otras. También en ocasiones se minaban los cimientos con túneles excavados bajo las murallas.
Otras formas más imaginativas implicaban, por ejemplo, catapultar animales muertos por enfermedad o incluso cadáveres humanos dentro de la ciudad, con la finalidad de extender enfermedades que hiciesen más probable la rendición de la misma.



Armas de asedio modernas

Con la aparición de la pólvora, aparecieron también las armas de fuego como el arcabuz o el cañón. Más adelante se desarrollaron el mortero y la artillería. Estas armas demostraron ser tan efectivas que las fortificaciones tipo que se habían construido hasta la época (las murallas de las fortalezas), tuvieron que rediseñarse, y a partir de entonces comenzaron a construirse más bajas y gruesas, tal y como ejemplifican los diseños de Vauban.
La mayor pieza de artillería sobre raíles la usaron los alemanes en el asedio de París durante la Primera Guerra Mundial. Los cañones más grandes y de mayor alcance que se pretendieron usar en la Segunda Guerra Mundial fueron los poco conocidos cañones V3 alemanes, que estaban diseñados para disparar obuses de más de un metro de diámetro, y fueron construidos en la costa francesa con la finalidad de destruir Londres. Su construcción se detuvo tras un bombardeo de las fuerzas aliadas utilizando bombas de penetración. Todavía se pueden ver hoy en día los restos de esta arma.
Antes de la Primera Guerra del Golfo se creía que las fuerzas armadas Iraquíes estaban desarrollando un "supercañón" para atacar a Israel, bajo las instrucciones de un ingeniero canadiense llamado Gerald Bull. Se cree que este ingeniero fue asesinado por las fuerzas de seguridad israelíes (el Mossad).
Las armas de asedio en la actualidad se consideran obsoletas debido a la efectividad de las fuerzas aéreas y bombardeos aire-tierra, así como de los misiles de crucero, que han hecho que las fortificaciones defensivas hayan quedado obsoletas. El único tipo de defensa estática actualmente efectivo son los búnkeres a gran profundidad utilizados para el mando militar. Incluso en estos casos existen dudas sobre su utilidad, dado que cada vez ganan mayor terreno el mando descentralizado y el uso de los centros de mando móviles.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Armas_de_asedio

sábado, 17 de julio de 2010

El ojo de Raven - Giles Kristian



Este libro es una de esas agradables sorpresas que se encuentran muy de vez en cuando en las estanterías de novedades. Al principio fui un poco reacio a adquirirlo, puesto que no conocía nada acerca del autor. Después de hurgar en la red cualquier comentario que pudiese encontrar acerca de esta obra, me decidí al fin a comprarlo, y debo decir que no me arrepiento de ello.
Es una historia de las que me gustan, repleta de guerreros y batallas por doquier. Una aventura que transcurre en la Inglaterra del siglo IX, cuando un grupo de bravos vikingos se ven envueltos en una confusa conspiración para hacerse con un libro sagrado. Una trama que da vida a un personaje que sin duda veremos en nuevas entregas: Raven, ojo rojo.
Para aquellos que gustan de los relatos de combates salvajes y aventura, se lo recomiendo con toda confianza.

Título: El ojo de Raven
Autor: Giles Kristian
Editorial: Ediciones B, S. A.
ISBN: 978-84-666-4249-1
Páginas: 406

viernes, 25 de junio de 2010

Armas Antiguas- Alfanje



Alfanje es un término castellano que proviene del árabe hispánico al-janyar, que significa el puñal, y designa una espada de hoja ancha y curva, con filo en un sólo lado (o contrafilo en su último tercio) que durante la Edad Media y hasta el Renacimiento se empleó en la península Ibérica, buena parte del mediterráneo y sobre todo en Italia. En castellano vulgar antiguo también se le conocía como " terciado".

El principal problema del término "alfanje" es el de definir correctamente a qué se refería realmente. En primer lugar su definición se refiere a un tipo de sable corto de ascendencia musulmano-oriental que se adoptó y modificó tanto en la península como en otras zonas cristianas del mediterráneo. También es el término que engloba a todas las armas de hoja curva, de un solo filo: desde alfanje a falchion, fauchar, bracamarte, messer, storta (todos europeos), hasta los Kilic turcos, los talwar indios, los saif árabes, etc. Por último también se refiere, en España a cualquier arma de tajo corvada de cualquier época, como los términos emparentados de alfanjón, alfanjonazo y alfanjete, terciado o chafarote.

En su primera acepción, es en cierto modo una evolución derivada de las armas tipo sable chinas, mongolas, turcas y musulmanas, a las que se le añadió características tradicionales de las grandes hojas de tajo medievales. Por consiguiente el alfanje no es un falchion centroeuropeo ni tampoco un sable musulmán típico de Oriente Próximo, si no parte de ambos. Más corto que los sables orientales, más pesado que ellos, con un característico contrafilo que bien podría ser heredado de los longsax, cuytelos o falchion, y que tienen, como característica generalizada, los gavilanes en forma de "S" que también usan los bracamarte, messer y algunos falchion tardíos. Este tipo de alfanjes se puso de moda en grandes ciudades-estado italianas como Venecia, y de allí se exportó sus refinados acabados (ver ilustración). En un poema renacentista se afirma:

"No quise decir alfanje,
porque si alfanje nombrára
sin decir lo Damasquino,
los alfanjes se enojáran"


Alfanje sirve también para referirse a cualquier arma de tajo de hoja curvada en al menos uno de los lados, de un solo filo; desde un " storta" italiano (que es como se denominan en Italia los "alfanjes renacentistas" y no falcione, que son armas enastadas), a un Messer o Langmesser germano, al falchion inglés, al fauchar y faussar francés, etc. Pero todos ellos con la característica principal de que son armas anchas y poderosas, separándose así de la familia de los sables. En el Quijote se afirma:

"-Vos sois quien la necesita», respondió el manchego, y abrió la batalla con un tajo tan desmedido, que si el arma fuera un alfanje, allí quedara el portugués para la huesa"


También se puede referir además al término que a partir de la palabra raíz árabe-hispana al-janyar pasó a denominar "toda" arma de filo a una mano, no enastada y curva. La RAE en ediciones de otros siglos da como entrada desde alfanje, a alfanjón y alfanjonazo, hasta alfanjete, por lo que parece ser había varios formas para los distintos tamaños de las armas corvas de la época.

Referencia históricas

En la entrada castellana en el diccionario de la RAE de Autoridades de 1927 de alfanje no aclara la diferencia al confundir creencia popular actual de que son falchion europeos con la opinión la generalizada de los especialistas de que son sables de origen turco, pues de sus primeras acepciones a las últimas se pasa de espada ancha y corva, a sable corto y corvo. Por otro lado, hay fuentes como la de una reseña histórica italiana la cual relaciona los alfanges (arcaísmo de alfanje) ibéricos con las hojas largas y curvas orientales ( talwar o kilic), dando a entender que las armas curvas españolas de un solo filo de la Edad Media y Renacimiento tenían más ascendencia oriental que germana.
Es pues, que el término alfanje era el término empleado en tiempos medievales ibéricos para referirse a las armas curvas moriscas más anchas y cortas que las cimitarras, y además, también se refería -en época cervantina- a las hojas de filo curvo de origen turco-oriental ( damasquino), las derivadas directamente de los talwar indios, o shamir persas, o los kilic turcos.
Con lo cual, el falchion europeo -al menos en sus orígenes-, "no sería un alfanje", pues un falchion estaría más bien cerca del cuvtelo castellano -que bien aparece en las cántigas de Alfonso X-, del colltel aragonés por sus tremendos tajos (ambos son términos que se referían a hojas derivadas de los Sax y Scramasax europeos), siendo en la actualidad el término bracamarte el más aceptado como traducción de falchion, aunque a las armas a las que se debiera referirse con el término bracamarte se les cataloga la mayoría de veces en los museos españoles como sables y alfanjes, lo que lleva a confusión

Conclusiones

Así pues, el Alfanje, quedaría como arma de un solo filo (o con contrafilo en su último tercio) y a una mano, curva -al menos en su último tercio, más ancha que la cimitarra tendiendo a ensancharse en el tercio fuerte de la hoja, justo en el punto de persecución donde golpea y, muy cercano a la punta, ligeramente más corta en su acepción castellana que, por ejemplo, una espada medieval, una cimitarra o un talwar algunas veces acanalada, y que era usada para tajos. Por tanto en España fue:
-El arma derivada de la que fue introducida por los moriscos en la conquista musulmana de la península, corta, ancha, corva y de un solo filo.
-El término para referirse en la península a cualquier arma de las familias de los falchion y sables turco-orientales con sus derivados de siglos posteriores: como el yatagán y kilic turcos, los dussack y messer alemanes, los storta italianos, los bracamartes hispanos, los fauchar franceses, los Dao chinos, etc.



Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Alfanje

lunes, 21 de junio de 2010

Ragnarok No. 8

Ha llegado la hora de otro número del ezine de la AEEyB, y de nuevo otra aventura del legionario Flavius Crasus cobra vida. Se trata de una historia de intriga y traición en el mismo corazón de Roma, titulada "La noche de las hienas".
Espero que la disfruten amigos mios.
Como siempre, pueden encontrarla en el apartado de relatos en la red, o en Aurorabitzine. com.
Un abrazo.

martes, 1 de junio de 2010

La legión romana



Fragmento de la serie Roma que demuestra la manera de luchar de las legiones.

La legión romana (del latín legio, derivado de legere, recoger, juntar, seleccionar) era la unidad militar de infantería básica de la Antigua Roma. Consistía en un cuerpo de infantería pesada de unos 4.200 hombres, según el historiador antiguo Polibio, que más tarde alcanzaría entre los 5.200 y 6.000 soldados de infantería y 300 jinetes para completar un total de entre 6.000 y 6.300 efectivos, según nos cuenta Tito Livio. Las legiones tenían asignado un nombre y un número; se identificaron cerca de 50, pero nunca llegaron a existir tantas en un mismo momento de la historia de Roma. Usualmente había 28 legiones con sus auxiliares, y se reclutaban más según las necesidades y la situación en cada momento.

Historia

Originalmente, en la época de los reyes, la legio englobaba al ejército romano en su totalidad, compuesta de ciudadanos romanos reclutados para las armas. En el campo de batalla formaba al estilo de la falange macedonia, una formación muy cerrada y consistente pero de escasa movilidad en la que los soldados oponían un frente de picas al enemigo. Nada cambió con el advenimiento de la República Romana, en la que la legio se subdividió en dos legiones separadas, cada una bajo el mando de uno de los dos cónsules. Los primeros años de la República se caracterizaron por las continuas invasiones del territorio romano que realizaban los vecinos de la Urbs. La formación de falange estaba totalmente adaptada para combatir en terreno llano, por lo que mientras que Roma no salió del Lacio no se cambiaron las disposiciones tácticas de la Legión. Fue durante las Guerras Samnitas (guerras intermitentes entre el 343 y el 290 a.C) cuando las legiones se organizaron de un modo más formal, ya que se vieron obligadas a luchar en un terreno montañoso no apto para la falange. Fue también por entonces cuando las campañas empezaron a estar estratégicamente mejor planificadas y el ejército consular se dividió en dos legiones. Debido a esto se pasó del sistema de falange al sistema de manípulos y centurias, más flexible y apto para el terreno montañoso. Más tarde, tras la reforma de Cayo Mario, se adoptó el sistema de cohortes, formadas por unos 480 hombres divididos en 3 manípulos de 160 soldados, pues cada manípulo estaba compuesto por 2 centurias de 80 hombres. Durante el Imperio (al menos desde el año 30 a. C. hasta el año 284 d. C.), la legión era comúnmente reforzada por tropas aliadas, los auxilia, compuestas por soldados que no eran ciudadanos romanos y cuyo propósito principal era apoyar a las legiones romanas en combate, compuestas en exclusiva por ciudadanos romanos. Estas tropas auxiliares eran reclutadas entre mercenarios o entre pueblos cuya habilidad bélica era bien conocida en el mundo antiguo, como los jinetes númidas o los honderos baleares. Su función era generalmente la de actuar como auxiliares de las tropas romanas, principalmente legionarios.
Durante los períodos finales de la República Romana y la Roma Imperial, las legiones desempeñaron un rol político importante, al tiempo que se profesionalizaban completamente. Sus acciones podían asegurar el destino de un Emperador romano, o destruirlo. Un ejemplo es la caída de Vitelio en el Año de los cuatro emperadores, decidida en el momento en que las legiones del Danubio eligieron apoyar a Vespasiano. Cerca del siglo I a. C., la amenaza demagógica de las legiones quedó claramente identificada. Los gobernantes no podían alejarse de sus provincias con sus legiones. Cuando Julio César cruzó el río Rubicón para dejar sus provincias y trabarse en armas en Italia, se precipitó una crisis constitucional.



Organización

En la República, la existencia de las legiones fue efímera. Con excepción de las Legiones I a IV, que formaban el ejército consular (dos por cónsul), las otras unidades se reclutaban por campaña. El carácter permanente tuvo lugar fundamentalmente por cuestiones internas: en particular para garantizar su lealtad al Emperador, y no a sus generales. Durante el Imperio, la legión fue estandarizada, con símbolos y una historia individual, en donde los hombres servían con orgullo. Las legiones eran comandadas por un legado o legatus. Rondando los treinta años de edad, usualmente serían senadores por tres años. Los subordinados inmediatos del legado, serían seis tribunos militares elegidos: cinco oficiales regulares y el sexto, un noble representando al Senado. Había un grupo de oficiales prestando servicios médicos, ingenieros, cronistas y el praefecti castrorum (prefecto o comandante de campo), que había servido como primipilum, o primer centurión, siendo éste un personaje muy respetado. Por debajo del primipilo se hallaban los centuriones, que tenían como subordinado a un optio. Por debajo se hallaba la masa de legionarios, entre otros especialistas como sacerdotes y músicos.
A mediados de la República, las legiones se componían de las siguientes unidades:
Caballería o equites. Esta era originalmente la unidad más prestigiosa, donde los romanos jóvenes y saludables comenzaban a destacarse antes de iniciar sus carreras políticas. El equipamiento necesario era pagado por cada jinete, y consistía en un caballo, un escudo redondo, casco, armadura corporal, espada y una o más jabalinas. La caballería era excedida en número en la legión. En un total de cerca de 3000 hombres, habría apenas unos 300 jinetes, divididos en 10 unidades de 30 hombres. Al mando de cada unidad, había un decurión. A esta caballería pesada se sumaba una caballería ligera que reclutaba ciudadanos más pobres y jóvenes de buena salud, pero sin la edad suficiente para entrar en la hastati o en la equites.
Infantería ligera o vélites. Los velites eran básicamente lanzadores de jabalina y hostigadores en general, y no tenían una organización formal precisa o una función en el campo de batalla. Eran utilizados según la necesidad y provenían de los estratos económicamente más bajos de la sociedad.
Infantería pesada. Era la unidad principal de la legión. Se componía de ciudadanos legionarios que pudieran pagar el equipo compuesto de casco de bronce, escudo, armadura y lanza corta (pilum). El arma preferida era el gladius, un tipo de espada corta. La infantería pesada estaba subdividida de acuerdo a la experiencia de los legionarios en tres líneas separadas:
•Los hastati (sing. hastatus) eran los más jóvenes y formaban la línea delantera. Iban armados con dos pila de distintos pesos, para que una tuviera más alcance y la otra perforase los escudos. En el cuerpo a cuerpo, usaban la espada. Como armadura era común el uso de placas de bronce sujetas con correas de cuero, que tapaban el corazón y parte del pecho. También utilizaban casco de bronce y el scutum (escudo largo romano).
•Los príncipes (sing. princeps), hombres con edades rondando los 30 años, componían la segunda línea de la legión e iban armados al igual que los primeros, pero en lugar de la placa del pecho, podían pagarse una coraza de cota de malla de anillos.
•Los triarii (sing. triarius) eran los soldados veteranos y alineados atrás, que sólo entraban en combate en situaciones extremas. A diferencia de los príncipes, en lugar de los pila manejaban una lanza larga, formando una sólida falange erizada de puntas de lanza que contuviera al enemigo.
Cada una de estas líneas estaba subdividida en manípulos, la menor subunidad del ejército, compuestas de dos centurias comandadas por el centurión mayor. La centuria como unidad de combate estaba formada por 80 hombres. Su nombre viene dado por ser la unidad que acompaña al centurión. Suele pensarse erróneamente que poseían 100 hombres porque se asocia centuria a ciento, y eso es totalmente equívoco. Cada centuria tenía su estandarte y estaba compuesta por diez unidades llamadas contubernia. En un contubernio había 8 soldados compartiendo tienda de 4 plazas (los otros 4 estarían siempre de guardia), piedra de moler, una mula y un caldero (dependiendo de la duración de la travesía).
En batalla, los manípulos estaban organizados comúnmente en una formación cuadriculada llamada quincux. Los manípulos de príncipes cubrían los espacios abiertos dejados por los hastati, siendo cubiertos los propios por los manípulos triarii.
Cuando se desplegaba una legión en el combate, cada centuria formaba normalmente un cuadrado de 10 hombres de frente por 8 de fondo. Así, una centuria se colocaba tras la otra y formaba un manípulo, constituyendo un cuadrado de 10 hombres de frente por 16 de fondo. En las crónicas de Polibio y Vegecio se relata que el espacio entre filas era de tres pies, siendo entre columnas de cuatro pies (tomando como referencia que un infante pertrechado ocupa un espacio de dos pies de ancho por uno de fondo -60 x 15 cm-, deducimos que cada centuria podía ocupar un cuadrado aproximado de unos 50 pies de frente por 40 de fondo, es decir, 15 metros por 12).
En las cohortes, los tres manípulos formaban juntos en línea, pero dejando una distancia entre sí suficiente como para que la segunda centuria de cada manípulo pudiese ocupar el espacio entre las centurias situadas al frente. Esta formación, dispuesta con tres centurias de frente por dos de fondo, ocuparía un espacio en el campo de batalla de aproximadamente unos 75 m de frente, pero teniendo que dejar un espacio de 15 m con referencia a la cohorte situada en su flanco izquierdo, de forma que su centuria situada en la segunda línea a la izquierda pudiera desplegarse en este espacio.
Las cohortes generalmente se disponían en tres líneas denominadas acies, o al menos para César la formación en "triplex acies" es la habitual. En caso de que se contase con pocos efectivos, también se podía formar en "acies duplex", pensada para poder mantener un mismo frente de batalla ante un enemigo superior en número, evitando así el ser superado por las alas y, una vez envuelto, derrotado. Dado que una legión estaba formada por 10 cohortes, en la formación de triplex acies se obliga a que una línea tenga una cohorte más que las otras dos, siendo habitual el despliegue en el campo de batalla de cohortes de distintas legiones, eso sí, procurando que las cohortes de una misma legión estuvieran próximas unas a otras.



Las reformas de Mario

La división de la infantería en secciones especializadas, hastati, príncipes y triarii, desaparecerá con la reforma de Cayo Mario, a finales del siglo II a. C. A partir de la reforma, la infantería legionaria constituye un cuerpo homogéneo de infantería pesada, sin distinciones por razón del armamento o la edad de los soldados, aunque pervivió de algún modo en la nomenclatura de los empleos de la oficialidad con fines de escalafón. Del mismo modo, se eliminó de la legión el contingente de vélites, que ya estaba totalmente en desuso: la infantería ligera de las legiones primitivas era muy poco efectiva, como se demostró una y otra vez durante las Guerras Púnicas, y fue sustituida por cuerpos especializados de "auxiliares", que en la época imperial procedían de levas entre los indígenas de las diversas provincias, agrupándose según su origen étnico y conservando su indumentaria y estilo peculiar de combate.
Esta reforma se debió a la necesidad de crear un nuevo contingente militar para defender el territorio romano tras las gravísimas derrotas sufridas en las guerras contra cimbrios y teutones, dos tribus germánicas que habían atravesado las fronteras romanas en el transcurso de su migración hacia la Galia, entre los años 106 y 105 a. C. Estas derrotas, de proporciones catastróficas, junto con el progresivo desinterés por la milicia por parte de las clases sociales superiores, implicaban que la cantidad de hombres disponibles para combatir era demasiado exigua, y supusieron el paulatino abandono del concepto "ejército de ciudadanos" o ciudadano-soldado por parte de Roma. Mario instituyó un ejército profesional de nueva planta, reclutado entre las clases sociales inferiores, los infraclassem, hasta entonces exentos del servicio militar. A partir de este momento, el legionario es un soldado profesional, que recibe una paga por su servicio y la promesa de mejoras económicas una vez concluido.
Pero esto implicaba también un grave riesgo para la estabilidad de la Républica, ya que a partir de este momento los soldados con frecuencia depositaban su lealtad mas en su comandante que en su metrópoli. Más aún cuando determinados generales armaban y financiaban legiones de su propio bolsillo (como hizo Cesar en la guerra de las Galias). De ahora en adelante, el ejército se convierte en un factor decisivo en la vida política romana, puesto que cualquier personaje que cuente con el apoyo de las legiones puede utilizarlas como herramienta para obtener el poder.
Desde entonces, las cohortes, de las cuales habría diez por legión, sustituyen a los manípulos como unidad táctica básica. Cada cohorte se compone de 6 centurias y es liderada por un centurión pilus prior. El centurión mayor de la legión es llamado primus pilus, un soldado de carrera y asesor del legado.
Las diez cohortes que integran la legión van numeradas, obviamente, del I al X, pero están organizadas jerárquicamente: la Cohorte I tiene el doble de soldados que las demás, generalmente la componen los más veteranos y se despliega en primera fila. Por el contrario, la cohorte X despliega en segunda fila y está compuesta por los soldados más bisoños. Este desdoblamiento de la primera cohorte podía en ocasiones extenderse a las demás, hablándose en este caso de cohortes miliarias. El desdoblamiento o duplicación de efectivos no se realizaba aumentando el número de centurias sino el de soldados, pasando cada centuria a tener unos efectivos teóricos de 160 hombres.
Por lo tanto, una legión normal se componía de alrededor de 6.000 hombres de armas, 300 jinetes y de un gran número de discípulos, sirvientes y esclavos. Las legiones que desplegaban 6.000 efectivos en batalla permanecieron inalterables hasta los tiempos de Diocleciano, en la que se redujo el número de soldados por unidad a unos 1000 para quitar poder a los comandantes. En ciertos periodos de la historia de Roma no se cumplieron estos estándares, por ejemplo: en ciertos períodos de la guerra civil, Julios César tenía sólo 3.500 hombres por legión, aproximadamente.
Por otra parte, desde la época de Julio César, las legiones incluían un tren de artillería bastante completo: cada centuria estaba equipada con una carrobalista, una gran ballesta montada encima de un carro, y cada cohorte con una catapulta, lo que no sólo incrementaba la potencia de fuego de la legión en el combate a campo abierto, sino que servía también para la guerra de asedio.
Este pequeño ejército, capaz de batirse por sí solo en casi cualquier modalidad militar, arrastraba (especialmente en la época imperial) una gran cantidad de personal civil no directamente relacionado con la legión: comerciantes, prostitutas, "esposas" de legionarios (que no podían contraer matrimonio), que al establecerse en torno a los campamentos permanentes o semipermanentes acababan dando lugar a auténticas ciudades.
En principio, era requisito imprescindible para ser legionario el poseer la ciudadanía romana.



Auxiliares

Surgen por pura necesidad táctica, dado que la infantería pesada legionaria precisaba el apoyo de otros cuerpos de caballería e infantería ligera. Tras la reforma de Mario aparecen ya cuerpos irregulares de caballería, que reciben el nombre de auxilia, siendo disueltos al finalizar las campañas. Pero es tras la Guerra Social (91-89 a. C.) cuando los auxilia reciben el impulso definitivo al desaparecer las Alae Sociorum. Igualmente, cuerpos de arqueros, honderos y caballería son reclutados, muchas veces mediante levas forzosas, entre los diferentes pueblos del Mediterráneo.
No obstante, fue César quien sentó las líneas básicas de lo que luego serán los auxiliares imperiales al reclutar entre galos y germanos unidades de caballería. Por otro lado, los cuerpos de infantería auxiliar parecen haber sido más bien una apuesta de Augusto.
En cualquier caso, son pequeños destacamentos que acostumbran a acompañar a una legión ejerciendo una función auxiliar –en todos los sentidos de la palabra-, pero que también pueden actuar independientemente. Su principal característica es que –salvo excepciones- están compuestas por individuos que no son ciudadanos romanos, existiendo fundamentalmente dos tipos de unidades, tradicionalmente asociadas con caballería e infantería, que reciben el nombre de ala y cohors, respectivamente. Caso aparte serían las cohortes equitatae, constituidas por un núcleo fuerte de infantería y un pequeño destacamento de caballería.
Todas ellas podían ser quinquinariae o miliariae, es decir, de quinientos o mil hombres. Sin embargo, los estudios más recientes confirman lo que ya Cheesman apuntaba a principios de la centuria pasada: esta estructura numeral es demasiado rígida como para ser cierta.
Las excavaciones de los barracones de los soldados –así como las informaciones del Pseudos- Higinio - arrojan estos datos: semeja que las cohortes quinquinariae estarían formadas por seis centuriae de 80 hombres –al cargo de un centurión- y la miliariae por diez, lo que nos arroja unas cifras de 480 y 800 hombres, respectivamente. En cuanto a las alae, las miliariae estarían formadas por veinticuatro turmae de 30 hombres –a los que hay que sumar un decurión y un portaestandarte, en total, 32- y las quinquinariae por dieciséis turmae, con cifras totales de 768 y 512 equites.
Por lo que a las equitatae se refiere, la situación se complica, pero todo parece indicar que serían unidades de seis o diez centurias y cuatro u ocho turmae, según la dualidad antes expuesta.
Aun así, parece que la diferenciación entre unidades quinquinariae y miliariae es fruto de los turbulentos acontecimientos de los años 68-69 –aunque en el caso de las alae parece haber algunos escasos ejemplos anteriores- y que desde la época Flavia habría una clara tendencia hacia el reclutamiento de unidades miliarias. Éstas –tanto alae como cohortes- estarían comandadas por tribunos, mientras que las otras lo estarían por prefectos –ambos de rango ecuestre- (Cheesman, sin embargo, dice que las alae miliariae estarían mandadas por prefectos). El primero de los centuriones o decuriones recibe el título de princeps y ocupa un escalafón inferior al subprefecto, asistente del oficial al mando de la unidad. Queda por mencionar el hecho singular de las cohortes Civium Romanorum, igualmente auxiliares, pero compuestas bien por ciudadanos romanos –libertos que no podían enrolarse en las legiones y que se habrían reclutado en situaciones de emergencia-, bien por peregrini que recibirían el título como premio por un hecho de armas destacado. El título sería conservado en lo sucesivo por la unidad, pese al licenciamiento de las tropas premiadas (los auxiliares se licenciaban con honores tras 25 años de servicio), y estaría bajo el mando de un tribuno.
Por lo que se refiere al numerus, en principio designa a cualquier unidad que no se atenga a la regularidad de las antes mencionadas, como puede ser el caso de las guardias de corps de oficiales o cargos administrativos, pero en la forma en que los numeri logran un mayor éxito es como unidades auxiliares, aunque se diferenciarían de las anteriores por su organización interna. Así pues, los numeri son lo que en origen eran los cuerpos auxiliares: unidades de nativos reclutados que mantienen su estructura jerárquica y organizativa propia. Son, por así decirlo, un cuerpo de irregulares. Parece que su desarrollo desde el siglo II vendría a paliar la carencia de armas y modos de combate tradicionales que se produjeron con la paulatina romanización del modo de combate de los auxiliares. Esto anuncia y explica en parte el ulterior reclutamiento de grupos de germanos, sármatas, iranios o mauritanos –muchos de ellos derrotados en batallas por los romanos y desplazados a otro frente del Imperio- que se da durante el Tardoimperio e incluso en Bizancio en época Justinianea.
Otros cuerpos, como la marina, en estos momentos centralizada en las flotas de Miseno y Rávena para el Mediterráneo, así como en las periféricas de Britania, el Rin o el Danubio, sobrepasan ya nuestro marco de estudio. En cuanto a las milicias urbanas que existieron, nunca fueron usadas en los conflictos externos o como tropas de choque. Así y todo, para un Imperio tan extenso como el romano, los 240.000 hombres en armas ofrecidos por Tácito o los 315.000 que se estipulan para inicios de la década de 160 son escasos, y no digamos las cifras entre 180.000 y 220.000 hombres para los siglos I-II d. C. que ofrece Cheesman.
El Tardo imperio. Andando el tiempo, conocemos mal lo que ocurrió con el ejército en el transcurrir de la llamada “Anarquía militar” pese al triste protagonismo del mismo en estos años. Sin lugar a dudas, muchas de las tendencias anteriores se acentuaron, lo que, junto a notables permanencias, conformó lo que será el ejército del Bajo Imperio. Cheesman señala que, desde el edicto de Caracalla, la diferenciación entre cuerpos auxiliares y legiones se hizo cada vez más accesoria, de modo que la única señal distintiva era su diferente entrenamiento. Desde luego, el auge de los numeri y el edicto se combinaron para hacer de los auxiliares una unidad sin razón de ser. Sin embargo, la legión conservó largo tiempo su carácter elitista y su superior preparación como señales distintiva.
No obstante, si en algo se centra la discusión acerca de la organización militar del Tardoimperio es en la cuestión acerca de los cuerpos de limitanei y comitatenses. La tradición ha querido ver en los primeros unas fuerzas fronterizas, como su propio nombre (ribereños) indica, y en los segundos un conjunto de fuerzas móviles con cierto carácter de élite. De todo esto se han derivado numerosos debates que, muy a menudo, han venido a caer en errores de apreciación y convencionalismos más o menos inventados tiempo atrás. Así, los limitanei son poco más que colonos armados, mientras que los comitatenses son los verdaderos soldados profesionales. Por sentido común, cualquier clasificación estricta en historia supone otorgarle al pasado una simplicidad que únicamente esconde nuestro desconocimiento. Las realidades siempre son más complejas. Por lo que revelan nuestras fuentes, los limitanei son el conjunto de tropas asignadas a una determinada región, encontrándose bajo la dirección del dux de la misma. Por su parte, los comitatenses están ligados más directamente al emperador o a sus hombres más allegados. Esta clase de unidades se encuentran por lo general asentadas en las provincias interiores, actuando como garantes ante una revuelta interna o el levantamiento de un usurpador. Además, se desplazan con mayor facilidad –que no rapidez-, al no estar asignadas a ningún territorio en el que tuviesen que ejercer labores civiles o administrativas, de las que más adelante hablaremos. A mayores existían, dentro de esta gran división del ejército, unidades de naturaleza y tamaño diverso a las que no nos referiremos por falta de de espacio, pero que verdaderamente merecen una mayor atención por parte de la literatura especializada, a menudo obcecada por los oropeles de la época altoimperial.



Adiestramiento

El adiestramiento cumplía dos funciones: fortalecer el cuerpo y enseñar las técnicas de combate individual y formaciones.
Las marchas eran una parte muy importante debido a su importancia táctica ya que, cuanto más rápido se marchase, antes se entraría en combate. Las marchas se hacían regularmente sin importar el tiempo. Todos los soldados iban cargados con un equipo de unos 25 kg y recorrían una distancia de 30 km en cinco horas.
Los legionarios también aprendían a construir campamentos donde pernoctar tras las jornadas de marcha.
Otra parte del entrenamiento era, sin duda, el aprendizaje de las formaciones, ya que eran éstas, las que diferenciaban una legión romana de un grupo de bárbaros. Los legionarios sabían ejecutar relevos de líneas, formaciones de tortuga o testudo y despliegues de todo tipo.
Los legionarios se ejercitaban con armas falsas lastradas, para que de esa manera las armas normales les resultaran más ligeras.
Por último hay que hablar de la disciplina. A los legionarios se les enseñaba a obedecer ciegamente las órdenes, siendo aquellos que las desobedecían severamente castigados mediante linchamientos, apedreamientos o diezmos, ejecutados por sus propios compañeros.



Símbolos

Desde la reforma de Mario –alrededor del año 104 a. C.-, se ha venido priorizando en el seno de la legión una de las enseñas tradicionales que estos cuerpos solían llevar al campo de batalla. Se trata del águila romana, que se impone como símbolo legionario por antonomasia, desplazando al lobo, al toro, al jabalí y al caballo, muestras de animales totémicos pertenecientes a una sociedad campesina. Las águilas se realizan en metales nobles –plata primero, oro después- y se guardan celosamente en el "aedes signorum" o santuario del campamento. La pérdida de las águilas, como les sucedió a Craso o Marco Antonio en Oriente o a Varo entre los germanos, es el mayor deshonor que puede sufrir un cuerpo legionario. El suboficial al cargo del águila era el " aquilifer".
A mayores, existen otro tipo de estandartes, como los "signa", "imagines", "vexilla" o "dracones":
•El "signum" es el estandarte de cada centuria: rematado en forma de asta o mano –en recuerdo del antiguo manípulo-, se decoraba con guirnaldas, cruces y discos. En los cuerpos auxiliares, los "signa" incluyen imágenes de los emperadores, con lo que el segundo tipo de estandartes -las "imagines"- es privativo de las legiones.
•Por su parte, el "vexillum" es la bandera que marca la posición del general en el campo de batalla, pero también es la enseña de los destacamentos irregulares, por lo que éstas reciben el nombre de "vexillationes". Se cuelgan de una barra cruzada al mástil de la enseña.
•El "draco" es una cabeza de animal en bronce con las fauces abiertas, a la que se añade un tubo de colores y que al agitarlo producía un ruido sordo.
Los portadores de estas enseñas eran, respectivamente, los "signiferes", "imaginiferes", "vexillarii" y "draconarii".
El culto a las enseñas se realizaba con carácter permanente mediante la deposición en el "aedes". Sin embargo, existen ocasiones especiales en las que se honran los "signa" y "vexilla" (Rosalia Signorum), las águilas legionarias (natalis aquilae, Honos Aquilae).



Condecoraciones

Las condecoraciones del período republicano consistían en coronas, habiéndolas de varios tipos:
• Corona gramínea: se concedía por salvar a un ejército.
• Corona cívica: se concedía por salvar la vida de un compañero, estaba hecha de hojas de roble.
• Corona muralis: se concedía al primero en coronar la muralla enemiga.
• Corona vallaris: se concedía al primero que asaltara la trinchera enemiga.
•Corona navalis: premiaba la captura de un barco.
•En la época imperial se añadieron las phalerae, los armillae y los torques.
•Los soldados de alto rango también podían conseguir condecoraciones:
•Centurión jefe y tribunos subordinados podían conseguir una lanza de plata.
•Tribuno jefe podía conseguir dos coronas de oro, dos lanzas de plata y dos estandartes pequeños de oro.
•Los legados podían conseguir hasta tres juegos de condecoraciones.
•Los cónsules y gobernadores podían conseguir cuatro juegos.
No obstante la máxima condecoración no era ninguna medalla ni corona sino un Triunfo.

Referencias

•Service in roman army, R. Davies, Edinburgh, 1989
•Roman Warfare, Adrian Goldsworthy
•El ejército romano, Adrian Goldsworthy, Akal, Madrid, 2005
•El ejército romano, Yann le Bohec, Ariel, Madrid, 2004
•Historia de la Guerra, John Keegan, Planeta, Barcelona, 1995
•Polibio, Historias, VI, 20,8.
•Tito Livio, Ab Urbe Condita, XLIII, 12,4-5.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Legiones_romanas